La Federación Internacional de Periodistas (FIP) documentó seis periodistas asesinados en el 2021 –el triple de los dos años anteriores– y 95 periodistas encarcelados “sólo por hacer su trabajo”. Y eso no es todo. La misma Federación registró 242 “violaciones serias a la libertad de prensa”, entre ellas 74 casos de ataques a la seguridad física e integridad de periodistas. Son cifras para espantar a cualquiera, ¿no? ¡Son cifras de Europa!

Según la FIP, los países “más afectados por esta ola de violencia fueron Turquía, Francia, Ucrania, Grecia, Georgia, España y Países Bajos (Holanda)”. Y conste que el reporte es del 30 de diciembre, antes de que hubiera guerra en Ucrania. En Países Bajos (Holanda), en la supuestamente muy segura Ámsterdam, un periodista policiaco fue tiroteado en plena calle, aparentemente por órdenes de un grupo criminal de los que acá llamamos “cárteles”. Murió en el hospital días más tarde. El representante en Europa de la FIP, Ricardo Gutiérrez, señaló que “el número de violaciones a la libertad de prensa en Europa continúa en aumento, sin ninguna reacción útil de las autoridades públicas”. Criticó que “los Gobiernos firman recomendaciones respecto a la libertad de prensa, pero fallan en implementarlas”.

Y fue más allá: “Es tiempo de tomar acción apropiada para defender a los periodistas y el derecho de los ciudadanos a acceder a información confiable, ética e independiente. Exigimos sentencias duras para los asesinos de periodistas y la liberación inmediata de docenas de periodistas encarcelados en Europa”. La FIP –fundada en 1926– es la mayor organización de periodistas del mundo, que representa a 600 mil profesionales de medios de 187 asociaciones y sindicatos en más de 140 países.

A ver, que quede muy claro: el “mal de muchos” no es consuelo de nadie. Lo que pasa en Europa no significa que lo que pase aquí en México nos deba tranquilizar o nos deba indignar menos. Lo que pasa en México nos preocupa y nos ocupa. El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador está dedicado a combatir la violencia contra periodistas y garantizar el ejercicio de su profesión. De lo que estamos hablando aquí es de la hipocresía del Parlamento Europeo que utiliza un telescopio para ver la paja en el ojo ajeno –a más de 8 mil 300 kilómetros– y no vea la viga en el ojo propio y, de paso, viola la Soberanía de nuestro país.