

Chontla: el voto entre la sangre, el canto y las cuentas claras
DÍA DE LA MARINA
Día(s)
:
Hora(s)
:
Minuto(s)
:
Segundo(s)
Chontla, Veracruz | Los debates municipales en México suelen ser, con frecuencia, ejercicios protocolarios donde la forma le gana al fondo. Sin embargo, el debate por la presidencia municipal de Chontla, celebrado el pasado 15 de mayo, fue una grata excepción. Con tres candidaturas de perfiles contrastantes y propuestas con matices, el municipio petrolero de la sierra norte veracruzana fue testigo de un encuentro civilizado que permitió a los votantes asomarse, aunque sea brevemente, al corazón de quienes buscan gobernarlos.
Los contendientes:
- Paola Ponce Trinidad, joven ingeniera industrial, abanderada de la coalición Morena–Verde.
- José Luis Ponce Saleta, arquitecto ganadero e hijo de un exalcalde, postulado por el PRI.
- Juan Carlos Santiago Ramírez, contador público, maestro en finanzas, con experiencia en el servicio público local, candidato del PAN.
En el fondo, el debate giró en torno a tres constantes: la pobreza estructural, la migración y la exclusión de los grupos vulnerables. Temas comunes en la región, pero abordados desde ópticas distintas.
La candidata del canto y la Cuarta
Paola Ponce apostó por la narrativa identitaria de la Cuarta Transformación. Se asumió heredera del proyecto político de López Obrador y de sus figuras femeninas más emblemáticas: Claudia Sheinbaum y Rocío Nahle. Con un tono amable, resaltó su juventud, su paso por el servicio público, su cercanía con la gente —incluso como cantante en fiestas patronales— y propuso programas como “Abuelita y Abuelito no están solos”, comedores comunitarios y un apoyo bimestral para madres y padres solteros. Su apuesta fue emocional, con un guion bien aprendido, pero sin respuestas claras sobre montos o métodos de ejecución.
El arquitecto de la continuidad familiar
José Luis Ponce, por su parte, defendió su legado familiar. Hijo de un expresidente municipal que, según contó, dejó el cargo sin dinero ni enriquecimiento ilícito, se presentó como un hombre de respeto y honestidad. Con perfil técnico y una presencia serena, propuso la creación de una Dirección de Emprendimiento, apoyos a fondo perdido y un sistema de valor agregado para los productos agrícolas y ganaderos. Fue quizá el más sobrio de los tres, pero también el más conservador en sus planteamientos.
El contador con alma de fiscal
Juan Carlos Santiago se plantó con firmeza y claridad. Propuso una “casa del abuelo”, un “Chontla sin fronteras” para enfrentar la migración y la creación de un Fondo Municipal para la Inclusión Social. Se enfocó en presupuestos, diagnósticos, vínculos interinstitucionales, uso del ramo 33 y alianzas federales. Si algo tiene claro, es cómo operan las finanzas públicas. No fue poético, pero sí preciso. No apeló a la emoción, sino a la rendición de cuentas. Como buen auditor, se sintió más cómodo hablando de recursos que de emociones.
¿Quién ganó el debate?
Cada quien jugó su rol con dignidad. Pero si este fuera un examen de políticas públicas, Juan Carlos Santiago Ramírez sería el que se lleva la mejor calificación. Su discurso fue claro, técnico y realista. Paola Ponce, aunque empática, dejó demasiadas dudas en el aire. José Luis Ponce fue correcto, pero plano.
Chontla está ante una disyuntiva: ¿apostar por una narrativa nacional, un apellido local o una administración técnica? El debate, por lo menos, les dio pistas. Ahora les toca decidir si prefieren cantar, recordar o, simplemente, cuadrar bien las cuentas.