¿Y LA CONGRUENCIA, APÁ?
Por Mario A. Román del Valle
El día de ayer se realizó el debate entre la mayoría de los candidatos a la presidencia municipal de Poza Rica. Dicho evento, organizado por el Organismo Público Local Electoral (OPLE), contó con la participación de Diana Fabiola Álvarez Salas de la coalición PRI-Partido Verde; Pablo Anaya Rivera de Movimiento Ciudadano; Francisco Javier Velázquez Vallejo de MORENA; Evelyn Hernández Higuera del Partido Nueva Alianza; Cindy Ornelas Rabatte del Partido del Trabajo y Darío Priego Lara de Encuentro Social. Faltó César Ulises Rivera Garza de la coalición PAN-PRD.
Las candidatas y candidatos presentaron sus propuestas e ideas en los temas de política, gobierno, cultura democrática y desarrollo municipal; economía y empleo; seguridad y justicia; desarrollo sustentable; educación, cultura, recreación y servicios públicos.
En general puede señalarse que las propuestas no parecieron muy brillantes o novedosas. Por el contrario, puede destacarse que la mayoría de tales planteamientos fueron poco claros y precisos. Más bien parecían listados de buenas intenciones.
La planeación, los datos económicos y sociales puntuales y los proyectos bien delineados brillaron por su ausencia. Así, mientras que para la candidata del Partido del Trabajo los mercados sobre ruedas y la creación de una fundidora de metales van a reactivar la economía local, para Pablo Anaya fortalecer el comercio y ampliar el circuito Oro negro son la clave de la cuestión económica. Varios opinan que debe ponerse en funcionamiento un parque industrial.
Por su parte, la abanderada del PRI y el Verde fue de la opinión que minimizar trámites a las empresas y promover el auto empleo son vitales para el crecimiento económico de la ciudad. El candidato de MORENA fue de la opinión de que debe crearse un Consejo municipal de desarrollo económico.
Todos se comprometieron a crear empleos productivos; todos van a hacer de Poza Rica un gran centro turístico; todos van a rendir cuentas puntuales de los gastos del gobierno; todos van a desarrollar una política de plena transparencia. Total, un paraíso terrenal.
Entre lo disparatado podemos apuntar la creación de un centro de convenciones (Priego), fundar una maquiladora de escobas y trapeadores (Anaya) y se propuso crear grandes industrias en nuestra ciudad (Álvarez). Lo único malo es que la candidata no nos explicó cómo se va a lograr eso.
Como es lógico, en las redes sociales se criticó fuertemente la inasistencia del candidato del PAN-PRD (al que algunos calificaban de irresponsable y falto de preparación). Igualmente se hizo mofa de la poca habilidad lectora del candidato Darío Priego, que por momentos balbuceaba sus respuestas.
Por fortuna sí existieron algunos posicionamientos más serios y concretos. Mejorar los mercados municipales (Anaya), publicar los salarios de los trabajadores de confianza del Ayuntamiento (Ornelas), promover la reactivación petrolera de la región (Velázquez) y del propio Anaya, establecer la revocación del mandato a mediados del trienio municipal.
Quien rompió la actitud mesurada de todos fue la candidata Evelyn Hernández que en varias ocasiones acusó al candidato de Morena de formar parte de la corrupción local, apuntando que era títere del actual alcalde de la ciudad. Javier Velázquez contraatacó al recordar que Evelyn Hernández ha estado vinculada a grupos corruptos de Poza Rica y del estado mostrando una foto en la que la candidata de Panal estaba con ex funcionarios priistas.
Con todo, hubo varios temas trascendentales que se tocaron muy ligeramente (inseguridad, desempleo, corrupción, pobreza). Y otros temas políticos que de plano se dejaron de lado. Por ejemplo, nadie mencionó que en el debate estaban dos de los principales forjadores de los tan criticados parquímetros: Pablo Anaya fue el alcalde que los aprobó y Cindy Ornelas firmó el convenio respectivo como representante de la empresa que ha explotado esos aparatos.
Y tampoco se habló del nefasto caso Duarte, frente a lo cual nos saltan las siguientes preguntas: ¿La candidata del PRI no debería tener una posición de autocrítica constructiva hacia ese partido que postuló al ex gobernador ahora emblema de una corrupción descarada e insultante? ¿El doctor Pablo Anaya no tendría que aclarar cuáles fueron sus deslindes en tiempo y forma de lo que ocurría en una Secretaría de Salud donde –ahora sabemos- se compraban falsos medicamentos y se ponía en riesgo la vida de miles de veracruzanos?
Retomando la frase de un anuncio televisivo muy popular podríamos señalar en relación con las posturas de algunos políticos que ahora buscan llegar a la alcaldía pozarricense: ¿Y LA CONGRUENCIA, APÁ?