
Tantoyuca: dos voces, dos caminos y el peso de la ausencia

DÍA DE LA MARINA
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Un debate que debió ser plural y concurrido se redujo a un duelo entre dos propuestas, dos visiones y dos estilos: Roberto Francisco San Román Solana, de la coalición Morena–Verde, y Perla Jazmín Cruz Hernández, del Partido del Trabajo. Ausentes, sin justificación pública, los demás contendientes. Un acto que, por sí solo, ya dice mucho.
San Román: el discurso del poder que continúa
San Román Solana no es nuevo en la escena. Fue diputado local y supo aprovechar el espacio para mostrar experiencia, estructura y familiaridad con la gestión pública. Apeló a su legado legislativo, a las carreteras gestionadas, a la promesa del agua para todos y a un modelo de gobierno sustentado en nueve ejes. El suyo fue un discurso robusto, con dosis de técnica y un llamado claro: continuidad con resultados.
Prometió más y mejores policías, apoyos al campo, uniformes para estudiantes, alumbrado, salud y cultura huasteca. En suma, una narrativa de orden, con la bandera de “no más lujos, sí más tractores”.
Perla Cruz: la juventud como bandera de ruptura
Perla Cruz, en cambio, representó la frescura. Psicóloga, activista y sin antecedentes de cargo público, apostó por la narrativa emocional y comunitaria. Habló de justicia social, del abandono de la niñez, del abuso sexual infantil, de la violencia estructural contra los grupos vulnerables. Su eje no fue la obra pública, sino la dignidad humana. Ofreció centros municipales para la igualdad, asesoría psicológica y jurídica gratuita, ferias del empleo, y cooperativas sin intermediarios.
Si bien no logró igualar el andamiaje técnico de San Román, conectó desde un ángulo distinto: el de las heridas abiertas de Tantoyuca.
Choque de formas
Lo que el público presenció fue un contraste generacional y de cosmovisiones. San Román se movió con soltura en el terreno de la política tradicional: respuestas claras, bien estructuradas, guiños al electorado tradicional. Perla Cruz optó por la cercanía, la denuncia social, los valores comunitarios y un lenguaje más disruptivo.
En el tema de seguridad, él habló de profesionalización policial y justicia para pueblos originarios. Ella, de erradicar el abuso sexual infantil y brindar protección integral a víctimas. No hubo confrontación directa, pero sí tensiones latentes. Él insistió en resultados; ella, en cambiar las reglas del juego.
¿Quién ganó el debate?
Roberto San Román ganó en forma, estructura y dominio del foro. Fue claro, eficiente y con una propuesta articulada. Sin embargo, Perla Cruz ganó en autenticidad, en romper con lo esperado, en poner sobre la mesa temas que rara vez son prioridad en los municipios: salud mental, abuso infantil, cooperativismo sin clientelismo.
El gran perdedor, sin embargo, fue la ausencia. Los candidatos que declinaron participar enviaron un mensaje contundente: “no tengo nada que decirte”. Y en política, callar también es posicionarse.
Tantoyuca escuchó a dos voces. Una prometió más de lo que ya ha hecho; la otra, cambiar lo que nunca ha funcionado. El veredicto, como siempre, lo dará el pueblo… con el silencio o con el voto.