

Chinampa de Gorostiza: el arte de debatir sin ofender
DÍA DE LA MARINA
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- No fue un debate incendiario, pero tampoco fue tiempo perdido.
Chinampa de Gorostia | En Chinampa de Gorostiza, se celebró un ejercicio de civilidad que, aunque limitado, tuvo el mérito de abrir un espacio para que dos aspirantes a la presidencia municipal —María de Jesús Martínez Juárez (PRI) y Juan Carlos Méndez Estrella (PAN)— pusieran sobre la mesa sus ideas, sus carencias retóricas y, en el mejor de los casos, sus intenciones.
Moderado por Luis Emanuel Domínguez y transmitido vía YouTube el 13 de mayo, el debate transcurrió con respeto, una dosis generosa de buenas intenciones y una ausencia casi total de confrontación. Las diferencias no fueron de fondo, sino de estilo: mientras la candidata priista apeló al corazón con frases como “palabra de mujer” y “he tocado sus puertas”, el panista construyó una narrativa de persistencia y técnica, con conceptos como sistema hidrológico, reservorios y hasta tejitas para captar agua de lluvia. Ella ofreció unidad; él, infraestructura.
Taller Martínez
Los temas no sorprendieron a nadie: agua potable, drenaje, empleo y salud. Las soluciones tampoco fueron disruptivas. Ella propuso adquirir pipas, crear un mercado municipal y apoyar a las mujeres emprendedoras. Él prometió sembrar agua, capacitar a jóvenes, usar mano de obra local y evitar que los recursos “se vayan a Naranjos o a Álamo”. Chinampa, como tantos municipios, no necesita más diagnósticos: necesita ejecución.
Ambos candidatos mencionaron la ambulancia como emblema de abandono. Que una ambulancia sea tema central en una elección municipal nos recuerda lo mucho que falta por hacer. Y sin embargo, este contraste es útil: mientras algunos debates se cancelan por falta de participación, aquí al menos hubo dos voces. Y esas voces, con todo y sus limitaciones, representan algo valioso: el derecho a soñar con un Chinampa distinto.
¿Quién ganó el debate? Técnicamente, Juan Carlos Méndez. Su discurso fue más articulado, más estructurado y con una visión integral, especialmente en el tema del agua y la economía rural. Pero María de Jesús ganó en empatía. Se dirigió a su gente con familiaridad y calidez, como quien ya conoce a cada vecino por nombre y no por expediente.
Y eso es lo que nos deja este ejercicio: no la certeza de quién gobernará, sino la confirmación de que el debate democrático aún tiene sentido, incluso en los rincones donde la política suele pasar de largo.
Ahora le toca al pueblo decidir quién escuchó mejor.