

La rebelión naranja en Poza Rica
DÍA DEL PADRE
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Poza Rica de Hidalgo, Veracruz | En una jornada electoral marcada por el hartazgo ciudadano, Emilio Olvera ha recibido este 8 de junio la constancia de mayoría que lo acredita como Presidente Municipal electo, con un total de 15 mil 384 votos válidos. Su triunfo no sólo representa una victoria personal, sino un parteaguas político: es el primer alcalde en la historia de Poza Rica emanado del partido Movimiento Ciudadano.
En una ciudad azotada por la violencia, el desempleo y la desilusión, Olvera prometió un gobierno de “puertas abiertas”, pero también de mano firme. “Vamos a gobernar con corazón, con firmeza y sin traicionar a quienes nos dieron su confianza”, declaró tras recibir el documento oficial. No es una frase menor. Poza Rica ha sido, por años, un botín para las élites de siempre, esas que llegaron con la promesa de progreso y se fueron con los bolsillos llenos y la ciudad en ruinas.
Emilio Olvera ha insistido en que su mandato de cuatro años será distinto: “Aquí no hay espacio para tibiezas”, advirtió, en un tono más propio de un fiscal que de un político tradicional. Habla de recuperar la paz, el empleo y la dignidad, como si supiera que la confianza del electorado no es un cheque en blanco, sino un pagaré que vencerá pronto si no se cumplen las expectativas.
En tiempos donde el desencanto es la norma y no la excepción, la victoria de Olvera refleja algo más profundo: un cambio de piel en una ciudad que ya no está dispuesta a tolerar ni la mediocridad ni la corrupción.
Poza Rica ha hablado. Ahora le toca a Emilio Olvera cumplir. Porque los discursos encendidos son gratuitos. Lo que cuesta —y mucho— es gobernar sin traicionar.