

Poza Rica: entre la retórica del pasado y la urgencia del presente
DÍA DE LA MARINA
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Poza Rica, Veracruz | El debate de Poza Rica no fue un ejercicio más. Con cinco candidaturas presentes, el evento mostró un espectro amplio de estilos, propuestas y contradicciones. Desde la joven figura de Janet Adaneli Rodríguez (Morena-PVEM), pasando por el discurso vibrante de Emilio Olvera (MC), hasta el tono técnico de Leonardo Amador (PAN), la mesa virtual dejó al descubierto un punto en común: la ciudad está en crisis.
Morena: el segundo piso de una casa agrietada
Janet Adaneli Rodríguez intentó presentarse como la cara joven y sensible de la continuidad obradorista. Su narrativa fue ordenada, con ejes definidos y una propuesta de “100 acciones inmediatas”. Habló de modernidad, programas sociales y coordinación con Claudia Sheinbaum y Rocío Nahle. Sin embargo, elude con elegancia un hecho incómodo: su proyecto representa al mismo grupo político que hoy tiene sumida a Poza Rica en el abandono. El “segundo piso” de la Cuarta Transformación difícilmente se construye sobre una administración municipal colapsada.
Movimiento Ciudadano: discurso encendido, propuesta clara
Emilio Olvera fue el orador más eficaz del debate. Su tono fue directo, emocional, sin evasivas. Habló con la furia de quien vive en carne propia el deterioro de la ciudad. Criticó el abandono, las calles sin luz, los drenajes colapsados y la inseguridad. Pero también propuso: empleos temporales, reactivación de la economía local, y reapropiación de espacios públicos. Olvera no solo señaló problemas, los tradujo en acciones específicas. Fue el único que le habló al ciudadano con nombre, historia y contexto.
PAN: experiencia con factura política
Leonardo Amador Rodríguez representa a la vieja guardia con discurso nuevo. Fue diputado federal, ha estado en la Canaco y presume de gestionar obras. Sabe usar la palabra “renacimiento” con convicción. Pero su talón de Aquiles es su pasado: aunque intenta proyectarse como renovador, arrastra años de actividad política en un sistema que también falló. Su plan técnico y medible es valioso, pero su narrativa pierde frescura ante la novedad que representan otros.
PT: prometer sin medida
Rogelio Quiroz (PT) fue entusiasta, incluso emotivo. Prometió municipalizar la basura, el tránsito, el agua potable. Farmacias gratuitas, casas de resguardo, parques, eventos religiosos, culturales y hasta eliminar impuestos. ¿Con qué presupuesto? No lo explicó. Quiroz tiene experiencia en servicio público, pero también la carga de prometer más de lo que puede cumplirse. El entusiasmo no siempre es sinónimo de gobernabilidad.
PRI: decoro sin fuerza
Juan Manuel Alonso Rivera, médico y académico, fue correcto, estructurado y con un enfoque humano. Propuso crear el Instituto Municipal de Estadística y Geografía para enfocar mejor las soluciones. Habló de justicia social, atención a grupos vulnerables y salud. Pero en un debate de alto voltaje, su tono sobrio y su falta de energía lo convirtieron en un actor secundario. Le faltó lo que a un buen médico nunca: diagnóstico con urgencia.
¿Quién ganó el debate?
En el terreno de las ideas y la conexión emocional, Emilio Olvera (Movimiento Ciudadano) fue el claro ganador. Supo diagnosticar, conectar y proponer. No se refugió en siglas ni en memorias institucionales, sino que habló con la urgencia que exige una ciudad colapsada.
Morena, con Janet Adaneli, se mostró sólida en estructura, pero débil en credibilidad local. El PAN, con Leonardo Amador, fue técnico y confiable, pero atrapado en su propio pasado. El PT apostó a la retórica maximalista. El PRI, simplemente, no incomodó a nadie.
Poza Rica no necesita un segundo piso, necesita cimientos nuevos y este debate, al menos, permitió vislumbrar quién puede ofrecerlos.